lunes, 14 de octubre de 2013

Una cortita... casi de desahogo


En primer lugar, quiero pedir disculpas por estar tanto tiempo sin escribir. A veces, las tareas del día a día no te dejan tiempo para la reflexión.

El otro día, recibí un archivo de imagen por WhatsApp que me hizo pensar mucho en nuestro trabajo y en lo que significa.

En la imagen, aparecía una señora muy mayor, a la que, una chica joven le daba un cariñoso beso y tenía un mensaje que decía algo así como, "Cuando me manche la ropa comiendo y olvide cómo atarme los cordones de los zapatos, acuérdate de las horas que yo dediqué a enseñarte a hacer ambas cosas". ¡Me pareció un mensaje tan tierno y tan real!

Nuestros mayores han luchado y trabajado muchísimo para poder darnos calidad de vida a las nuevas generaciones. Algunos jóvenes, que han nacido con todos los derechos de los que podemos gozar hoy en día, no saben cuánto trabajo ha costado a nuestros mayores conseguirlos, por lo que, no podemos achacarles que no luchen por ellos. Para exigir a una persona que luche, hay que concienciarla del valor que tienen las cosas que le rodean y del perjuicio que supodría perderlas. Para ello, un buen comienzo podría ser devolverles, todo el cariño, la dedicación y el esfuerzo que nos han dado ellos. Algunas veces no es cuestión de invertir en tiempo, es más bien de conseguir, que el tiempo que pasemos con ellos sea de calidad, bien aprovechado y adecuadamente dirigido.

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